¿Por qué me debería de importar a mí, la Caja de Profesionales?

Proyectar el futuro de la Caja de Profesionales fuera del contexto de la Seguridad Social en el Uruguay, es un ejercicio inútil. Más allá de las intrigas, que han rodeado al organismo en estos últimos tiempos, de los intereses corporativos que lo rodean, es en definitiva el contexto lo que habilita, permite, el intento de desmantelamiento que se viene denunciando y anunciando desde hace tiempo.

En ese marco, mete miedo escuchar las declaraciones públicas de Lacalle Pou, Pasquet, Mieres, Vas, con respecto a la desafiliación de las AFAPS. Mete miedo por el desconocimiento, por la simplificación. Mete miedo, en definitiva, porque ante un mínimo cambio en el escenario, un cambio de esos que solo sirven para que todo siga igual,el viejo gatopardismo, que le dicen; han salido a defender el negocio de los bancos a través de la defensa de un modelo de pensamiento, y en última instancia, de sociedad. Los tristementes célebres “hacé la tuya”, “es lo que hay”, existen y meten miedo, por no decir revuelven las tripas.

Para darle sentido a su postura, desde la otra vereda se pinta  a los defensores del sistema solidario, como locos soñadores, ante sistémicos resentidos o directamente como orgullosos ignorantes. Se omite -a propósito- en el relato el papel que la ayuda mutua, el compañerismo, la fraternidad, han tenido en el desarrollo de una sociedad más justa. Se insiste en que la mejor manera de resolver los problemas sociales, es mercantilizar lo inmercantilizable. Así estamos aplicando  la razón de la sin razón, capitalismo puro y duro; fundamentalista, financiero-armamentístico, pero al fin terminal.

Y vos dirás: ¿qué tiene que ver esto con la Caja de Profesionales? El punto es -justamente- que en un marco social que ni siquiera admite la reforma (no la eliminación) del sistema mixto, siendo hoy evidente, que no favorece ni al trabajador ni a la sociedad en su conjunto,  poco espacio queda para defender una organización que nació para el privilegio de los sectores acomodados de la “intelligentia”. Sincerémonos: el primero que piensa “por qué me debería importa a mí la Caja de Profesionales” sea, seguramente, el compañero/a que lee estas líneas.

Sin embargo (esperemos que hayas sostenido la lectura hasta este punto) la Caja de Profesionales también la financiás vos. Sí, vos. Y no apelamos al bolsillismo como mecanismo para despertar consciencia, simplemente intentamos expresar de modo fehaciente que la Caja de Profesionales es parte de un sistema de Seguridad Social del que todos, profesionales o no, somos parte.

Hoy, a través del SMU, los médicos, que son el colectivo profesional más grande y seguramente más poderoso del país, parecería que intentan desmantelar la Caja de Profesionales, no en beneficio de la universalidad, ni de la igualdad, sino movidos por intereses puramente corporativos. Será que intentan cumplir un viejo proyecto, el de la Caja propia, llevándose consigo por lo menos parte del cuantioso patrimonio de la CJPPU. En eso han estado y esa parece ser la única razón razonable -valga la porfiada redundancia- para pregonar una crisis inexistente y desarrollar un tan extenso como inútil conflicto con sus trabajadores que sólo sirvió para profundizar las debilidades de una pésima gestión administrativa.

Los números de la Caja son enormes: tanto su patrimonio como sus ingresos por aportes directos e indirectos. Y en este marco de desidia, de desprecio generalizado por lo público -olvidando que lo público es también una forma de lo colectivo- la Caja se ofrece como un festín voluptuoso al que cualquier epulón accede con solamente 2.000 votos (y con menos también). Así su presidente, un médico piola y progre que usa caravana (esto es verdad, lo de la caravana, no lo de piola), se puede dar el lujo de ficcionar una crisis que le permita introducir cambios al modelo institucional, con el silencio cómplice del gobierno (también progre), y en beneficio no se sabe bien de quien.

¿Qué nos queda por hacer? Esa es la cuestión. Y la receta es la de siempre: organización, unidad y lucha. Afortunadamente, nuestra propuesta no necesita ni admite discusión: Seguridad Social, universal, solidaria y sin lucro, desde la obvia convicción de que todos somos iguales (o deberíamos serlo) desde la gestación, el desempleo, la enfermedad, el retiro y la muerte.

ARRIBA LOS QUE LUCHAN SIEMPRE.
AGRUP OKTUBᴙE
ENTEJ

oktubre

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